Durante el próximo año calendario en la Argentina el precio del dólar se mantendrá estable, en torno de los $ 3,90 y los $ 4,20, pero en ningún caso bajará ni subirá bruscamente. En eso coinciden analistas del mercado de divisas y economistas que han sido consultados por LA GACETA acerca del futuro de mediano plazo del billete verde.
Esta suerte de ancla revela el firme poder de incidencia del Banco Central (BCRA) en el mercado cambiario y, a la vez, obliga a los inversores minoristas -o sea, a una enorme porción de la población- a rever al dólar estadounidense como opción de resguardo del ahorro.
A pesar de que la compra de dólares en nuestro país es un deporte nacional, forzado por las desagradables sorpresas que depararon los gobiernos durante la historia, los expertos remarcan que el tipo de cambio que figura en las pizarras de las casas de cambio, pese a que aparece caro con respecto a los valores de los últimos 15 años, en verdad está atrasado. Y esto es porque, a la hora de ponderar el valor de la divisa estadounidense, debe compararse la ecuación U$S 1 = $ 3,95 con la paridad bilateral (el precio de los bienes argentinos comparado con los de los Estados Unidos) y con la multilateral (con los precios internacionales); es decir, con el valor real del dólar.
El economista Orlando Ferreres afirmó que desde 2002 hasta septiembre de 2007 el tipo de cambio estaba por encima de estas dos paridades. Es decir que el dólar estaba caro a los bolsillos de los argentinos. "A partir de entonces no siguió el alza de los costos internos reales. O sea que se fue atrasando. Y hoy el tipo de cambio bilateral está en $ 5,20, mientras el precio nominal, el que figura en las casas de cambio, es de $ 3,95. Y lo mismo pasa con el multilateral: está en $ 4,35, con un dólar al público a $ 3,95", reseñó a LA GACETA.
En términos puramente domésticos, en abril de 2002, con un dólar se podía comprar cinco cospeles, y en la actualidad, apenas dos. O sea que el dólar hoy es más barato hace siete años, pese a que, en términos nominales, tenía el mismo precio entonces y hoy: $ 3,95.
Ferreres señaló que el atraso del tipo de cambio real actual comparado con el que rigió en la convertibilidad -que fue, según dijo, de $ 2, mientras el nominal era el famoso uno a uno-, a pesar de que no es mayor, es evidente.
En este contexto, según dijo a este diario Daniel Artana, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), para los próximos meses se espera un tipo de cambio nominal relativamente estable y una inflación en ligero ascenso. "El Gobierno difícilmente se vuelva más prudente en el frente fiscal y en el monetario, que es lo que produce inflación, como sí lo están haciendo otros países de la región", aseveró.
En otras palabras, pese a que el precio dólar podría incrementarse ligeramente, será más barato para los bolsillos de los argentinos.
A propósito de las paridades nominales y reales, de cuyas comparaciones surge el atraso cambiario actual que se registra en la Argentina, Artana apuntó el problema de que el Gobierno no bajará el precio del dólar, pero, mientras, la inflación aumenta a entre un 20% y un 25% anual. "Para moderar la inflación hace falta endurecer la política fiscal y monetaria", insistió. Y dijo que si el Tesoro tuviese superávit podría utilizarlo para comprar una parte de los dólares que le hacen falta para pagar la deuda pública externa. "Así ayudaría al Banco Central (BCRA) a sostener el tipo de cambio", sostuvo Artana.
A su vez, el economista Nicolás Litvinoff coincidió con Ferreres y Artana en sostener que el destino del corto y del mediano plazo del precio del dólar al público no sufrirá variaciones considerables.
"El año que viene son las elecciones y siempre hay correcciones en la cotización del dólar. Este proceso debería causar turbulencias, aunque no incidir demasiado. La política del Gobierno nacional es tener un dólar competitivo en el ámbito internacional, para las exportaciones y el turismo", apuntó.
Litvinoff dijo que no se debe descartar, a pesar de las intenciones del Gobierno, que el BCRA por momentos deje fluctuar el precio del dólar. "No me parece descabellado que se sitúe en $ 4,20 o en $ 4,30 hacia mediados o fines de 2011", aseveró, y agregó que el principal desafío de los gobiernos de países emergentes es evitar que la moneda se aprecie demasiado. "Es justamente lo contrario a lo que pasaba en décadas pasadas, que era luchar contra la devaluación", dijo.
En coincidencia con Artana, Ferreres aclaró que hoy en la Argentina no es el precio del dólar lo que provoca una mayor inflación. "El dólar se usa como ancla para moderar el precio de los productos importados y de los exportados en el mercado local. Acá lo que nos salva es que aún hay demanda de divisas de la gente que no se siente segura con el peso. Sino, estaría mucho más abajo", aseveró.
Sostuvo, asimismo, que en Brasil el dólar llegó a estar en 3,80 reales en 2005, y ahora está en 1,80. "Como no tuvieron inflación el precio del dólar bajó a un poquito menos de la mitad. Los industriales brasileños están que trinan", dijo Ferreres.